Enclavado en el corazón de los Valles Centrales de Oaxaca, a tan solo 45 minutos de la ciudad capital, se encuentra Santiago Matatlán, un pueblo zapoteca orgulloso de ser reconocido como la capital mundial del mezcal. Su nombre ya es sinónimo de esta bebida ancestral, y su paisaje está marcado por los campos de agave espadín que se extienden hasta donde alcanza la vista.

Aquí, el mezcal no es solo una bebida: es una forma de vida. Desde hace generaciones, las familias matatecas han perfeccionado el arte de destilar este elixir en palenques tradicionales, donde la jima, la cocción en hornos cónicos de piedra, la fermentación en tinas de madera y la destilación en alambiques de cobre o barro se hacen aún de forma artesanal.

Una visita a Santiago Matatlán permite vivir el proceso completo del mezcal, de la tierra al vaso. Hay recorridos por los campos de agave, talleres de jima, catas guiadas por maestros mezcaleros y espacios para conocer las diferencias entre variedades como espadín, tobalá, tepeztate o cuishe.

Además de su vocación mezcalera, el pueblo conserva una fuerte identidad cultural zapoteca, reflejada en sus celebraciones religiosas, su gastronomía típica y su vida comunitaria. Cada año, las fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol son una muestra del sincretismo entre lo indígena y lo católico, con danzas, procesiones y convivencias que fortalecen los lazos entre sus habitantes.

Santiago Matatlán es un destino imperdible dentro de la Ruta del Mezcal, ideal para quienes buscan autenticidad, hospitalidad y el sabor profundo de Oaxaca en cada sorbo.