Si buscas un rincón auténtico de México donde la tradición, la música y la espiritualidad se entrelazan con paisajes montañosos y sabores ancestrales, Villa Sola de Vega en Oaxaca te espera con los brazos abiertos.
Llegaste a la cuna de la Chilena, un género musical lleno de ritmo y alegría que contagia el alma desde las primeras notas. Aquí, la música no se escucha: se vive en cada fiesta, en cada reunión, en cada calle que resuena con el eco de guitarras y zapateados. La calidez de su gente es tan contagiosa como sus canciones, y basta con un paseo por el pueblo para entender que en Sola de Vega, la cultura se lleva en la piel.
Pero eso no es todo: este es también el hogar del mezcal Tobalá, una bebida milenaria que nace de los agaves que crecen en lo alto de las montañas. En Villa Sola de Vega puedes conocer su proceso artesanal, desde la cosecha hasta la destilación en alambiques de barro. Nada sabe igual que un trago de mezcal recién servido, compartido con los maestros mezcaleros que lo crean con respeto por la tierra y el tiempo.
Para quienes buscan conexión espiritual, este destino forma parte de la Ruta de Fe en Oaxaca. La Parroquia de San Miguel Arcángel, con su imponente presencia y su historia centenaria, es parada obligada. Sus muros guardan siglos de devoción y esperanza, y cada visita se convierte en un momento de paz interior.
A tan solo unos minutos, el balneario de Los Reyes te ofrece aguas cristalinas y frescura natural para disfrutar en familia o con amigos. Es el respiro perfecto entre exploraciones culturales y caminatas entre cerros.
Villa Sola de Vega no es un destino de paso: es un lugar al que llegas para quedarte en el corazón. Un espacio donde el tiempo se desacelera, donde la música y el mezcal se saborean con calma, y donde cada rincón cuenta una historia.
