El Cerro de la Cruz
El mirador del cerro de la Cruz ofrece gratificantes vistas hacia la Bahía de Manzanillo, la Laguna de Cuyutlán, el Puerto Interior de San Pedrito, la ciudad y las montañas que rodean las bahías de Manzanillo
En el corazón de Manzanillo, el Cerro de la Cruz se alza como un ícono urbano, ideal para quienes buscan una experiencia de senderismo suave combinada con historia local y panoramas inolvidables. Desde el centro histórico, se accede por calles empedradas y senderos parcialmente pavimentados que, en su tramo final, se transforman en una agradable senda de terracería.
Este cerro, considerado el más alto de la zona céntrica con aproximadamente 183 metros de altitud, debe su nombre a la cruz blanca que corona su cima —un símbolo erigido en memoria de las víctimas de tragedias pasadas— y que se vislumbra desde diversos puntos del puerto.
La caminata, de dificultad media y accesible para casi todos, ofrece gratificantes vistas hacia la Bahía de Manzanillo, la Laguna de Cuyutlán, el Puerto Interior de San Pedrito, la ciudad y las montañas que rodean las bahías de Manzanillo, todo enmarcado por la naturaleza que cubre sus laderas.
Este mirador es frecuentado por personas de todas las edades, incluidos jóvenes, familias y deportistas, quienes disfrutan de momentos tranquilos, atardeceres y de sentirse parte de un entorno que une historia y naturaleza en plena ciudad.
Perfecto como salida matutina o vespertina, el Cerro de la Cruz ofrece una oportunidad singular para respirar aire fresco, apreciar la geografía local y reconectar con el lugar en un contexto urbano vivido desde la elevación.