Pabellón de Hidalgo
Un diminuto Pueblo Mágico de Aguascalientes invita al visitante a un montón de lugares históricos y culturales, a lo largo de calles empedradas en un paisaje árido y azotado por el viento.
Un diminuto Pueblo Mágico de Aguascalientes invita al visitante a un montón de lugares históricos y culturales, a lo largo de calles empedradas en un paisaje árido y azotado por el viento.
Maravilloso destino con histórica tradición artesanal, belleza natural a su alrededor. Considerado la Capital Mundial de la Guayaba
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Un pueblo minero de Aguascalientes todavía recibe un fuerte viento del pasado, y los visitantes se lanzan a las calles de piedra rosa por el propio ambiente.
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El pueblo de San José de Gracia, Aguascalientes se fundó en el año 1673, en un sitio de ganado mayor llamado De Martha. Establecidos los primeros moradores, indígenas chichimecas, que provenían de las inmediaciones de Tepatitlán, quisieron ser los legítimos dueños de estas tierras, para lo cual compraron y pagaron el precio de las mismas.
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Tecate es el único Pueblo Mágico ubicado en una frontera, es el punto de partida de la Ruta del Vino, lugar donde se encuentran algunas de las vinícolas más antiguas del Estado. Es el sitio se puede disfrutar una de las grandes joyas de la naturaleza bajacaliforniana: La Rumorosa.
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Loreto, la auténtica ciudad balneario y de relax de Baja California Sur, es también famosa como destino histórico y cultural, y uno de los mejores puntos de avistamiento de ballenas de la costa.
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Santa Rosalía, se localiza en el Municipio de Mulegé, en Baja California Sur, situado en la costa del Golfo de California. Santa Rosalía es conocida por su arquitectura histórica única. Ofrece experiencias inolvidables, pues su pasado minero y cultural se enriqueció con la presencia de franceses, mexicanos, indígenas, e incluso chinos y japoneses, por lo que es realmente un lugar especial.
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Sigue siendo uno de los lugares más encantadores de la península para los amantes del surf y el arte contemporáneo. Los visitantes acaban quedándose y quedándose porque hay algo allí que les hace volver una y otra vez.
Una de las paradas más brillantes y coloridas del Tren Maya, las aguas que rodean Candelaria parecen fluir al ritmo de la gente y del pueblo.