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Itinerario Por la costa de Sinaloa - 2 Días

Por la Costa

Déjate llevar por la brisa marina en esta ruta que recorre los tesoros del litoral sinaloense. Inicia en La Reforma, un puerto pesquero lleno de vida, y continúa por las tranquilas playas de Celestino Gasca, perfectas para relajarse. Llega a Mazatlán, donde el bullicio del malecón y su gastronomía te atraparán. Cierra la aventura en Las Labradas, un sitio arqueológico único a la orilla del mar, donde las piedras hablan con grabados milenarios. Una ruta para los que aman el mar, la cultura y los paisajes que inspiran.

Día 1: Por la costa

El viaje arranca en La Reforma, un puerto pesquero lleno de vida, donde los amaneceres se visten de tonos naranjas y el vaivén de las pangas marca el ritmo de la mañana. El olor a mar y a pescado fresco impregna el ambiente, mientras los pescadores regresan con su cosecha del día. Tras recorrer sus muelles y saborear un desayuno con mariscos recién sacados del océano, el camino continúa hacia Celestino Gasca, un rincón paradisíaco donde el tiempo parece detenerse. Sus playas tranquilas, casi vírgenes, ofrecen el lugar perfecto para relajarse, caminar por la orilla o simplemente contemplar el mar en su estado más puro. Por la tarde, el viaje culmina en Mazatlán, el puerto vibrante que recibe con su malecón interminable, su centro histórico lleno de música y color, y la calidez inigualable de su gente. Aquí, una cena frente al mar bajo las luces de la ciudad es la forma ideal de cerrar un día lleno de contrastes y belleza natural.​

Día 2: Por la costa

Con el canto de las gaviotas y el aroma a café costeño, el segundo día comienza rumbo a Las Labradas, un tesoro arqueológico junto al mar. A tan solo unos kilómetros de Mazatlán, este sitio sagrado guarda más de 600 petrograbados esculpidos en rocas volcánicas que se asoman entre la arena y el oleaje. Cada figura tallada habla de antiguas culturas que encontraron en ese lugar una conexión espiritual con el universo. Caminar por esta playa mística es como recorrer un museo al aire libre, donde el arte prehispánico convive con el murmullo del mar. Al final del día, con los pies descalzos sobre la arena y el viento jugando entre los cabellos, el viajero comprende que esta ruta no solo es un recorrido por paisajes, sino por la historia viva y el alma profunda del litoral sinaloense.