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​​​​​La Catedral de Cuernavaca es uno de los tesoros más antiguos y emblemáticos de Morelos. Construida por los franciscanos alrededor de 1526, forma parte de los primeros monasterios de la región y, a pesar de las múltiples modificaciones que ha sufrido a lo largo de casi 500 años, conserva elementos originales que evocan su grandeza inicial: el enorme atrio con su cruz, la iglesia, los claustros y la histórica capilla abierta de San Juan.

En sus muros destacan pinturas del siglo XVII, de gran riqueza artística e histórica, que narran pasajes de la fe y la vida colonial. Entre sus tesoros se encuentra la imponente escultura de San Cristóbal con el niño Jesús, resguardada en los andadores del claustro bajo, considerada una de las obras más importantes del virreinato.

El conjunto arquitectónico está enriquecido por varias capillas que muestran la diversidad de estilos artísticos a lo largo de los siglos. La capilla abierta de San José es una de las más antiguas del continente y un testimonio único del proceso evangelizador. La portada de la capilla de Nuestra Señora de los Dolores luce detalles neoclásicos, mientras que la Capilla de la Tercera Orden destaca por un estilo local muy particular, considerado un digno ejemplo del barroco del siglo XVIII, con argamasa similar a la empleada en el templo de Tepalcingo.

Finalmente, la capilla de la Virgen del Carmen sorprende con su estilo neogótico, y en su interior guarda un retablo neoclásico dedicado a la Virgen, con un nicho central que le otorga sobriedad y elegancia.

Visitar la Catedral de Cuernavaca es hacer un recorrido por cinco siglos de historia, arte sacro y arquitectura virreinal. Es un lugar imprescindible para quienes buscan descubrir la esencia espiritual y cultural de Morelos.