Nanchital de Lázaro Cárdenas del Río
Donde el pasado petrolero se mezcla con la vida alegre del sur veracruzano
En el corazón del sur de Veracruz, Nanchital de Lázaro Cárdenas del Río florece entre historia, cultura y desarrollo.
Su nombre proviene del árbol del nanche o nance, fruto dorado que crece en abundancia en la región y que inspiró su identidad desde 1884, cuando el señor Ambrosio Solorza, entonces presidente municipal de Coatzacoalcos, otorgó este nombre a la ranchería que con el tiempo se convertiría en la actual ciudad.
A inicios del siglo XX, Nanchital se convirtió en uno de los puntos clave del auge petrolero en México.
En 1904, la compañía inglesa S. Pearson and Sons LTD inició la perforación de pozos como San Cristóbal, Potrerillos y Filisola, marcando el inicio de una nueva era económica para la región.
Por su relevancia histórica y social, Nanchital fue elevándose de rango con el paso del tiempo: primero congregación (1938), luego villa (1980), hasta alcanzar el título de ciudad en 1984 y finalmente, en 1988, erigirse como municipio libre, en honor al presidente Lázaro Cárdenas del Río, símbolo de la soberanía energética mexicana.
A tu llegada, recorre su Parque Benito Juárez, corazón de la vida local, donde las expresiones de folklor, la música y la danza llenan de alegría el ambiente.
Muy cerca, la Plaza de la Juventud y su embarcadero se transforman cada día en punto de encuentro familiar, y pronto contarán con un mirador turístico que promete vistas inigualables del entorno natural.
Camina por sus coloridos callejones, espacios llenos de historia que hoy son parte de un proyecto de rescate urbano y cultural.
Disfruta también de La Playita, un rincón ideal para convivir, degustar platillos frescos y admirar los atardeceres junto al río.
El dinamismo de Nanchital se refleja en su vida cultural: las Callejoneadas, la Cumbre Olmeca y los paseos en kayak son muestra de un municipio que se reinventa, abriendo sus puertas al turismo con calidez y orgullo.
Además, sus restaurantes y touroperadores certificados garantizan experiencias seguras, auténticas y llenas de sabor.
Nanchital no solo es historia y trabajo; es alegría, cultura de transformación.
¡Visita y vive Nanchital!