Cerro de Teúl
Habitada de forma continua durante 1600 años, no hay nada como la vista antigua y azotada por el viento desde lo alto del valle inferior de Tlaltenango.
La zona arqueológica del Cerro de Teúl es un importante yacimiento arqueológico con restos de una civilización que habitó este lugar de forma continuada durante unos 1600 años. El sitio, que se encuentra en lo alto de una colina sobre el extremo sur de la ciudad de Teúl de González Ortega, es el testimonio más antiguo de civilización en Zacatecas.
El cerro se encuentra en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental. El valle de Tlaltenango alberga uno de los principales centros ceremoniales del sur de Zacatecas y, desde el punto de vista geográfico y cultural, el yacimiento comparte muchas características de la cultura material de otras sociedades de lo que hoy son Jaliscoy Nayarit. La colina ya era muy antigua cuando llegaron los primeros pobladores a la zona. Estos practicaban un ritual funerario que dejaba tumbas de pozo, algunas de las cuales han sido excavadas cerca del yacimiento.
La plaza principal era el lugar donde se celebraban ceremonias religiosas relacionadas con la mitología cosmogónica. Dos bases piramidales comparten una escalera flanqueada por gradas. En la base de esta estructura discurre un canal que simbolizaba la serpiente acuática del inframundo. Derrotada por el sol, esta derrota dio lugar a opuestos complementarios como la noche y el día, arriba y abajo, y la sequía y la lluvia. Las pruebas encontradas en el yacimiento indican que la civilización de este lugar se benefició de redes comerciales de larga distancia. Alrededor del siglo VII d. C., se estableció el centro ceremonial en el extremo noreste de la colina. En pocos siglos, algunos edificios originalmente aislados se integraron en un circuito que conectaba los diferentes complejos arquitectónicos. El periodo de mayor esplendor de la ciudad se situó entre los siglos X y XIII d. C.
Los españoles llegaron algo más tarde y encontraron que la ciudad seguía funcionando como lugar de culto. En ese momento estaba habitada por los pueblos caxcane, un grupo de habla náhuatl que vivió allí durante sus dos últimos siglos de existencia. Desgraciadamente, fue destruida por las autoridades españolas y posteriormente abandonada.
Hoy llegan personas, principalmente de la ciudad situada al norte. Pero los visitantes llegarán especialmente de Guadalajara y de la región de Tequila, al sureste. Los autobuses de Rojo de Los Altos realizan el viaje de cuatro horas desde Guadalajara varias veces al día.
Horario: De martes a domingo, de 9:00 a 17:00.