Naolinco de Victoria es un diminuto pueblo veracruzano situado a media hora al norte de la capital del estado, Xalapa. Como gran parte de Veracruz, Naolinco suele estar envuelto en niebla, y en los meses de verano puede llover mucho. Pero los aguaceros parecen alimentar el color con el que prospera la ciudad. La gente acude tanto para disfrutar de las impresionantes vistas de las cascadas como para pasear por el centro histórico. T
La ciudad es quizás más famosa por los edificios bien conservados que conforman la mayor parte del centro. Están conectados por encantadoras calles empedradas y pintados con colores que hay que ver para creer. La iglesia de San Mateo Apóstol data del siglo XVI, y no es la única. Las calles Dr. Lucio y Nicolás Bravo son el centro del comercio de la piel. Repletas de zapaterías que fabrican, constituyen sólo una de las razones de la fama de la ciudad. El monumento a Zapatero, en el sur de la ciudad, rinde homenaje a las generaciones que trabajaron en el oficio.
Justo después del monumento, el parque del Mirador da paso a unas vistas excepcionales de una famosa cascada y de esta parte de la Sierra Madre. Junto al mirador, hay todo lo necesario para pasar un día al aire libre. La altura misma de los acantilados y miradores es impresionante.
Naolinco es también un famoso pueblo gastronómico. Los embutidos de cerdo están muy bien considerados en gran parte de Veracruz, y el mole especiado es uno de sus acompañamientos favoritos. La gente del pueblo está especializada en cerámica de barro blanco. Sobre todo los habitantes de San Miguel Aguasuelos, a unos 10 minutos por la carretera de Tepetlán. Merece la pena visitar Aguasuelos sólo para ver hasta qué punto un pueblo puede dedicarse únicamente a la producción de cerámica.
Desde el centro de Xalapa se pueden tomar combis, y la mayoría de los visitantes verán al menos algunos de los dos pueblos. Como excursión de un día o escapada de fin de semana desde la capital, Naolinco es inmejorable.