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Huachinango, Puebla

Huachinango, Puebla.

Huachinango, Puebla.

Ubicado entre impresionantes paisajes, Huauchinango es un destino que fusiona su espléndida naturaleza, legado histórico y tradiciones vivas. Rodeado de azaleas y orquídeas, y con atractivos como el Cerro de Zempoala y las cascadas de Xopanapa, el pueblo cautiva con su belleza. Su rica cultura se refleja en festividades como la Feria de las Flores y el Carnaval, mientras que su gastronomía y artesanías locales completan la experiencia.

Huachinango, Puebla.

Huauchinango es un pueblecito mágico en lo alto de las montañas del norte de Puebla. Forma parte de la Huasteca, pero parece tener más que ver con los estados vecinos de Veracruz, Hidalgo y San Luis Potosí. Pero esa misma ambigüedad, lo dudoso de un sentido del lugar parece prestar un velo de-incredulidad. Algo así como Xilitla, quizá la capital mexicana del surrealismo, Huachinango ofrece a los visitantes un viaje a un paisaje totalmente distinto. Uno que es visitado por las nubes, complejo y de otro mundo, pero en última instancia, es uno que notable y bien vale la pena un fin de semana largo, o una estancia prolongada.

Nombrado Pueblo Mágico en 2015, es una ciudad de azaleas y orquídeas. Éstas crecen con tal derroche a orillas del río Texcapa que cada primavera se celebra el festival de orquídeas y azaleas más importante del país. Se celebra cada año desde 1938.

La gente acude a contemplar el Cerro de Zempoala y a relajarse en los lagos de Necaxa y Tenango de las Flores. Las dos presas han creado una especie de distrito lacustre al noreste de la ciudad. Nunca demasiado elegante, pero sorprendentemente accesible. La región está salpicada de cascadas y selvas, como las de Xopanapa y Salto Chico. El centro ecológico de Las Posas sólo sirve de introducción al dinámico y biodiverso paisaje natural. Si no planeas adentrarte en la selva circundante, seguramente algo de ella se asomará a la ciudad cuando la visites.

Huauchinango solía llamarse Cuauchinanco. Asentada en el siglo XI, su nombre podría traducirse libremente del náhuatl"rodeada de bosques".

Huachinango gira en torno al Santuario del Señor en su Santo Entierro. También hay un convento agustino del siglo XVI donde los fieles aún aldeanos ofrecen flores cada año. El pueblo tiene una larga tradición dancística y frente al Palacio Municipal de 1860 se pueden presenciar algunas de las mejores actuaciones de la región.

La escena gastronómica gira en torno a las enchiladas con cecina, los tamales de papatla y los tamales de puño, además, por supuesto, de la trucha. La escena artesanal es evidente en la zona del mercado local, donde los vendedores venden textiles bordados, tallas de madera y una extensa cestería.

Autotransportes San Pedro Santa Claraofrece autobuses regulares desde Indios Verdes, en Ciudad de México. El viaje dura unas dos horas, pero al llegar se preguntará por qué Huachinango no es una escapada súper popular de la Ciudad de México. La oferta es realmente amplia.