Al pie del cerro donde se asienta la antigua ciudadela y fortaleza de Monte Albán, en el municipio de Xoxocotlán, Oaxaca, se encuentra la comunidad de San Antonio Arrazola, donde la magia de las manos artesanas hace surgir seres maravillosos nacidos de la imaginación, a través de la talla de madera de los multicolores y fabulosos "alebrijes".
La creatividad y talento de las y los habitantes de Arrazola, es una tradición legada a través de los primeros alebrijes elaborados por don Manuel Jiménez en el siglo pasado, que se expresa en las incomparables figuras elaboradas en la comunidad, talladas en madera de copal, principalmente, aunque también se usa madera de árboles como cedro, pino, pipe y sauce.
Aproximadamente el ochenta por ciento de las familias de Arrazola elaboran estas multicolores piezas, pacientemente talladas por los hombres, en su mayoría, y decoradas por mujeres, jóvenes y niños con gran minuciosidad y detalle. Al recorrer las calles de la localidad, quien visita San Antonio Arrazola puede ver en las casas y patios cómo se lleva a cabo el proceso que da vida a esta colorida y vistosa artesanía.
La destreza y visión única de esta comunidad para extraer de la noble madera figuras de tanta belleza, se ha sublimado y ha generado el nacimiento de mayores perspectivas creativas, que a la enorme carga emotiva y personal que los artesanos depositan en cada pieza, añaden la esencia de sus raíces y orígenes zapotecas. De este modo, las tallas de madera de Arrazola han logrado grados de belleza y calidad que han llevado muy alto a Oaxaca y a sus artesanos, en escenarios y mercados más allá de las fronteras de nuestro país.