Ixtlán del rio, Los Toriles
Testimonio milenario de la costa
Los Toriles es un espacio arqueológico que resguarda vestigios de las culturas originarias de la región costera de Nayarit. Su recorrido ofrece la oportunidad de apreciar tradiciones milenarias y la conexión profunda con el entorno natural que sus habitantes conservaron por siglos.
Conocida localmente como Los Toriles, este nombre proviene del terreno sobre el cual se asienta el sitio. Oficialmente, está registrada ante la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas bajo ese mismo nombre.
Se distingue por ser única en su tipo, ya que alberga uno de los pocos edificios de planta circular en toda el área mesoamericana. Forma parte fundamental de la tradición de las tumbas de tiro, desarrollada entre el 200 a.C. y el 600 d.C., y se considera un punto clave de conexión entre las culturas del norte y sur del continente americano.
Durante los periodos Epiclásico y Posclásico mesoamericanos, este asentamiento urbano fue un punto estratégico en la llamada Ruta del Cobre. Esta ruta recorría la costa del Pacífico, conectando el actual suroeste de Estados Unidos con las regiones centro y sur de Mesoamérica.
El sitio se distribuye sobre amplias terrazas que aprovechan las pendientes del terreno, y se compone de al menos catorce conjuntos arquitectónicos dispuestos alrededor de grandes plazas. En total, se han identificado 93 montículos en una superficie de más de 80 hectáreas.
Actualmente, la zona arqueológica cuenta con cuatro amplias plazas parcialmente restauradas, agrupadas en cuatro grandes secciones denominadas A, B, C y D.
La Sección A alberga el edificio circular, símbolo distintivo del sitio, tradicionalmente asociado con Ehécatl-Quetzalcóatl. Este edificio destaca por su peculiar pretil circular con troneras en forma de cruz, y por los restos de almenas en forma de caracol halladas durante las excavaciones de sus altares gemelos, que cuentan con escalinatas y alfardas.
También sobresale en esta sección el llamado Edificio de los Relieves, caracterizado por sus pirograbados incrustados, una escalinata, banqueta frontal, y habitaciones con pórticos y columnas, que posiblemente sirvieron como residencia de la élite política o religiosa de la época.