Acachinango
Acachinango es un punto histórico ubicado sobre Calzada de Tlalpan, donde según la tradición se encontraron Moctezuma y Hernán Cortés. Hoy es un sitio urbano discreto que conecta con la memoria de la antigua Tenochtitlan.
Acachinango (o Acachinanco) es uno de los sitios menos conocidos y más históricos de la Calzada de Tlalpan. Aporta un muy buen candidato para ser el lugar donde tuvo lugar el legendario encuentro de Hernán Cortés con Moctezuma, aunque diversas leyendas sitúan el encuentro tan al sur como la estación del Metro Villa de Cortés. Hoy el sitio es simplemente la intersección de la Calzada con Obrero Mundial que llega por el poniente. Incluso esta intersección, antaño modesta, se ha visto superada por el intercambiador del Viaducto, mucho mayor, situado inmediatamente al norte. Acachinango fue una vez un islote muy pequeño, probablemente incapaz de sostener siquiera una pequeña cabaña. Es posible que sirviera de primera parada para los antiguos constructores de la Calzada de Iztapalapa, iniciada en 1432.
Pero con la finalización de la calzada, este punto ligeramente más amplio se convirtió en un punto de control para la antigua capital de Tenochtitlan. También es probable que albergara un muelle para canoas. Sahagún menciona el lugar como algo más que una guarnición y lo representa con al menos dos torres defensivas y altos muros. Se dice que Cortés mantuvo aquí continuamente un pequeño fuerte. Durante los 75 días que duró el asedio de Tenochtitlán en 1521, Cortés tocaba base en la isla todas las noches. Con la caída de la capital mexica, el capturado Cuauhtémoc fue transportado aquí y retenido durante tres días. A partir de entonces, la pequeña isla y su fuerte cayeron en el olvido. Cuando se produjo una inundación en 1604, sólo se la conocía como un punto entre el que se realizaban reparaciones en la Calzada. Y siguió sin tener especial importancia cuando el lago se secó y los barrios empezaron a rellenar el espacio a lo largo del antiguo Río de Piedad en el siglo XX. Muy pocos visitantes internacionales se detendrán a recorrer el intercambiador en forma de trébol. Pero para los que pasan en la línea 2 del metro, sigue siendo un recuerdo conmovedor de un pasado que aún no se ha olvidado del todo.