Parque Jardín de la Marimba
El corazón musical de Tuxtla Gutiérrez
El Parque de la Marimba es uno de los lugares más emblemáticos de Tuxtla Gutiérrez y un orgullo para todos los chiapanecos. Más que un simple parque, es un espacio donde la tradición musical de Chiapas cobra vida cada tarde, creando un ambiente lleno de cultura, alegría y comunidad.
Este parque fue inaugurado el 12 de septiembre de 1993 con el propósito de rendir homenaje a uno de los instrumentos más representativos del estado: la marimba. Desde entonces, se ha convertido en un punto de reunión para propios y visitantes, donde se celebran no solo conciertos diarios, sino también la identidad y el alma chiapaneca.
La marimba, instrumento autóctono y símbolo sonoro de Chiapas, tiene profundas raíces en la historia del sureste mexicano. Su música ha acompañado a generaciones, y en este parque, se mantiene viva como parte de la vida cotidiana. La explanada central y el tradicional quiosco son el escenario perfecto para que grupos locales deleiten al público con piezas tradicionales, sones, danzones y boleros, mientras las parejas bailan y los niños corren alrededor.
Además de su valor cultural, el Parque de la Marimba es también un espacio de convivencia. Rodeado de árboles, jardines, bancas y cafés, es ideal para pasear por la tarde, tomar un respiro del día a día, o compartir un momento especial al ritmo de la marimba. La atmósfera familiar y segura lo convierte en un punto de encuentro imprescindible para quienes viven o visitan Tuxtla.
Por las noches, el parque se llena de vida: locales y turistas se reúnen para escuchar música en vivo, disfrutar de un antojito chiapaneco o simplemente observar cómo la tradición se manifiesta en cada nota y en cada paso de baile.
Visitar el Parque de la Marimba es sumergirse en el alma de Chiapas. Es celebrar sus raíces, su música y su gente. Ya sea que vengas por primera vez o que formes parte de quienes lo visitan cada semana, este parque siempre ofrece una experiencia única, donde la cultura se siente, se escucha y se vive.