El Museo Nacional del Títere conserva una visión inigualable del siglo XIX mexicano. Como muchos buenos museos históricos, la visión de una época anterior a la televisión puede ser sorprendente.
La mayor parte de la colección narra la historia de la familia Rosete Aranda, que dominó el arte de los títeres en México desde 1835 hasta los años sesenta. Sólo unas pocas franquicias, como la inglesa Punch and Judy, han durado más tiempo. Ambas comparten orígenes en la Commedia del Artede la Italia del siglo XVI, y Huamantla tuvo la suerte de ser la última parada de Margarito Aquino. Emigró aquí desde Italia y fundó una primera versión de la empresa en 1830.
Sus hijos pronto retomaron el negocio familiar y lo ampliaron considerablemente. Aunque algunos tropos italianos contribuyeron sin duda al repertorio posterior de Rosete Aranda, la compañía llegó a ser conocida por su profundo y duradero compromiso con el folclore mexicano.
La compañía llegó a actuar para el Presidente Benito Juárez en el Palacio Presidencial de Ciudad de México en 1858. Realizaron giras por toda la república mexicana durante muchas décadas y a través de varias generaciones de la misma familia. La familia también tuvo éxito en Centroamérica y Estados Unidos. Sus más de 5.000 marionetas están representadas en colecciones de todo el mundo, aunque ésta sigue siendo la más importante.
El museo ha sido remodelado y hoy cuenta con ocho galerías e incluye títeres de Alemania, Francia, Italia, Indonesia y Pakistán, entre otros países.
El Museo Nacional del Títere está junto a la Casa de Cultura de Huamantla y la Escuela de Música. Frente al Parque Juárez, en el lado poniente, suele visitarse en combinación con los muchos otros sitios y edificios del centro de la ciudad.