Una comunidad de Oaxaca, parte de la ruta de artesanías, con gastronomía inigualable. Cuna del famoso «Jarabe del Valle», baile alegre y enérgico, emblemático de esta región oaxaqueña, que danzan las «Chinas oaxaqueñas» en las presentaciones de la Guelaguetza.
La paciencia, destreza y cariño de las artesanas de San Antonino se reflejan en cada pieza que surge de sus manos: blusas y vestidos finamente bordados con hilos de seda y algodón, y técnicas como el llamado "hazme si puedes" así como laboriosos deshilados que confieren a cada prenda elegancia en sus hermosos detalles.
Así mismo, los variados ornamentos elaborados con la llamada "flor inmortal" o siempreviva", que mantiene sus coloridos pétalos sin marchitarse, son originarios de esta localidad. Las tradicionales canastas enfloradas que las citadas "Chinas oaxaqueñas" portan orgullosas durante las festividades, son también adornadas por estos artesanos. Otra hermosa y llamativa vertiente del arte popular característica de San Antonino es la elaborada con totomoxtle, ya sea en su tono natural o pintadas a mano, término de origen náhuatl que alude a las hojas de las mazorcas de maíz.
Estas dos últimas expresiones artesanales, reiterada muestra de la creatividad de los oaxaqueños, reciben particular atención durante la famosa "Noche de rábanos" que se celebra anualmente en el mes de diciembre en la ciudad de Oaxaca, pues además de galardonarse las mejores figuras realizadas con rábanos, existen categorías de premiación de flor inmortal y de totomoxtle.